Hoy, como cada segundo sábado de mayo, celebramos el Día Mundial del Comercio Justo.
En este día tan especial queremos recordar a los millones de personas de todo el mundo que están detrás de los productos que consumimos y que sufren insoportables formas de explotación, aún presentes en pleno siglo XXI.
Hoy, queremos recordar que esa explotación no es circunstancial o una práctica aislada en un sector concreto o en una cadena de suministro. La obtención del máximo beneficio económico, regla que rige nuestro sistema, impone la depredación de los recursos naturales y la explotación laboral, imposibilitando el respeto a los Derechos Humanos y al medioambiente.
Esta realidad no entiende de fronteras ni países. Se da con más gravedad donde por razones históricas, culturales y económicas existen condiciones favorables para ello. Se da, en resumen, donde no se permite la denuncia, ni existe la transparencia, donde existe menos protección social y sindical.
Es por ello que nuestra lucha es global. Una lucha que denuncia las injusticias allá donde se dan. Una lucha que denuncia los abusos de las multinacionales cuyos beneficios se reparten entre una minoría pero cuyas consecuencias pagamos todos. Una lucha que exige a los representantes políticos el desarrollo de políticas públicas para el cuidado todos, especialmente de los más vulnerables.
Pero también es una lucha que celebra que otro modelo económico y comercial es posible. Un modelo donde los Derechos Humanos y del medioambiente, donde los cuidados y los derechos están en el centro de nuestra actividad económica. Hoy, el Comercio Justo nos vestimos de fiesta y celebramos que millones de personas, día a día, hacemos posible otro modelo de producción y consumo que respeta la vida y el planeta, ¡hoy celebramos que otro mundo es posible!
¡HOY CELEBRAMOS QUE SOMOS COMERCIO JUSTO!
¡ÚNETE AL COMERCIO JUSTO!
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