La explotación laboral es habitual en las fases de producción más intensivas en mano de obra, tanto en Europa como fuera de sus fronteras. La ausencia de condiciones de trabajo decentes, el recurso frecuente a la mano de obra infantil o las prácticas productivas medioambientalmente dañinas caracterizan al comercio injusto, a la vez que su erradicación forma parte de los objetivos fundacionales del Comercio Justo.
El
objetivo último del movimiento por un Comercio Justo es el de “un mundo en el
cual la justicia y el desarrollo sostenible estén en el corazón de las
estructuras y prácticas comerciales, de forma que cada cual, a través de su
trabajo, pueda tener una vida digna y decente y desplegar todo su potencial
humano”.
Tal
y como recoge la Carta
de Principios del Comercio Justo, este movimiento se define como “un sistema
comercial basado en el diálogo, la transparencia y el respeto, que busca una
mayor equidad en el comercio internacional. El Comercio Justo
contribuye al desarrollo sostenible ofreciendo mejores condiciones comerciales
y asegurando los derechos de las y los productores y trabajadores
desfavorecidos, especialmente en el Sur. Las organizaciones de Comercio Justo,
conjuntamente con las y los consumidores responsables, están activamente
comprometidas en el apoyo a los grupos productores y en el desarrollo de
acciones de sensibilización y campañas de denuncia con el objetivo de cambiar
las reglas y prácticas del comercio internacional dominante”.
El Comercio Justo no
trata pues de caridad, sino de empoderar a las personas para que salgan por sí
mismas de la
pobreza. El Comercio Justo no es anti-empresa. Todo lo
contrario: el movimiento por el Comercio Justo desea seguir ampliando su extensa
colaboración con el sector privado y seguir ejerciendo de catalizador para
mejorar las cuotas de justicia y sostenibilidad en las distintas cadenas
comerciales.
La Unión Europea y, más
concretamente, los miembros del Parlamento Europeo pueden jugar un papel
fundamental en conseguir que el comercio internacional
contribuya a la consecución de objetivos sociales fundamentales, tales como el
trabajo decente o el derecho a la alimentación.
A
lo largo de toda la
Unión Europea, el movimiento por un Comercio Justo tiene
cientos de redes de voluntarios que pueden impulsar acciones de incidencia
política y difundir los principios de justicia comercial. Es
por lo tanto responsabilidad del movimiento por un Comercio Justo conectar a la
ciudadanía europea con los centros y procesos de decisión política a escala de la UE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario